miércoles, 3 de octubre de 2012

Poltergeist-Capitulo 6-Nuevo mundo III



Recordé lo que me había dicho mi amigo del sueño, como iba a llevar agua del “mundo real”  al mundo de los sueños?
Me quede pensando un buen raro.
Al fin, deduje que podría ser que si dormía con un balde de agua, apareciera en mi sueño con aquel objeto.
Fui a la cocina, donde como de costumbre se encontraba mi madre, le pedí un balde lleno de agua fría, no pregunto, no me hablo, no hizo ningún gesto, solo cuando se lleno, me lo entrego y siguió mirando TV.
También, podría ser que con solo dormir pensando en el objeto, este aparecería, así que me propuse a cometer aquello.
Todo salió bien. El balde, al igual que yo, pudo llegar perfecto y sin ningún problema al mundo de mi cabeza.
Luego todo empeoro, no recordaba donde había sido plantada aquella semilla.
Anduve rondando un buen tiempo por una vasta zona, marcando cruces en la tierra ,pero nada.
Cuando ya me daba por vencido y estaba por arrojarme agua encima para despertar, sentí una sensación de felicidad plena, entonces di por sentado que era allí, levante la baldosa que me había dicho ese alguien, guiándome por sus consejos, rellene el agujero y empecé a investigar mi mundo, el mundo que yo estaba imaginando, pero del que yo, no era dueño.
Camine unas cuantas leguas hacia el oeste, pero llego un momento en que la inspección tuvo que acabar, había una especie de gelatina verde que obstruía todo camino posible hacia el oeste, no se podía avistar nada hacia el otro lado.
Nacía en el cielo y acababa en el suelo donde me encontraba de pie.
Era lo único que destacaba de todo este lugar.
Todo estaba idéntico.
Mire al “cielo”, se encontraba obscuro como en el principio, pero tenia un gran signo de interrogación, seguramente se debía a mi intriga por saber que se hallaba  del otro lado de esa pared inmensa.
Di la vuelta y camine por el este, pero nada.
Como era de esperar, norte: nada, sur: nada.
Me senté lejos de aquel mural verde, como si fuera un soldado en vigilia.
No pasaba nada, solo llegaba a escuchar mis débiles respiros afectados por el cansancio, por raro que parezca estaba durmiendo pero tenia sueño.
De repente la masa uniforme desapareció y en su lugar, dejo ver un gran mural de troncos afilados que me hacían recordar a Vlad Tepes que no dejaba ver nada detrás.
Luego de eso ya no pude ver nada, apareció una niebla igual a la primera, cuando empecé a tener todo esto en mi cabeza.
Esta niebla logro asustarme, me abrazo y no pude ver nada a mi alrededor, sentí escalofríos de nuevo, de repente algo negro empezó a rondar por entre la niebla, paró, y en ese instante, otra forma obscura comenzó a rondar por el mismo camino que la otra, solo que esta era un poco más grande, al cabo de unos segundos 2 sombras mas se le unieron a las anteriores, repitiendo el patrón. Daban vueltas en derredor mío y esparcían por el aire y sobre mi, unos horribles ruidos que casi me ensordecen, tenia miedo y esta vez lo acepte, me sentía como un trozo de hielo que se colapsa de a poco, me sentía niño de nuevo, y como todo niño, recurrí a mi madre.
No se porque pero grite el nombre de mi madre con todas mis fuerzas una y otra vez hasta sentir que mi garganta sangraba.
Justo cuando las sombra tenebrosas se aproximaban hacia mi, desperté.
Pero, mi madre no estaba allí, nadie estaba allí, estaba solo en la obscuridad de mi habitación, en posición fetal, la ventana abierta de par en par dejaba entrar el viento frío y a la niebla espesa, llenando todo con miedo, con muerte, mientras afuera, las ramas de los árboles secos y desnudos susurraban en la noche.
No quería dormir, pero tampoco quería estar despierto

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