miércoles, 3 de octubre de 2012

Poltergeist-Capitulo 6-Nuevo mundo III



Recordé lo que me había dicho mi amigo del sueño, como iba a llevar agua del “mundo real”  al mundo de los sueños?
Me quede pensando un buen raro.
Al fin, deduje que podría ser que si dormía con un balde de agua, apareciera en mi sueño con aquel objeto.
Fui a la cocina, donde como de costumbre se encontraba mi madre, le pedí un balde lleno de agua fría, no pregunto, no me hablo, no hizo ningún gesto, solo cuando se lleno, me lo entrego y siguió mirando TV.
También, podría ser que con solo dormir pensando en el objeto, este aparecería, así que me propuse a cometer aquello.
Todo salió bien. El balde, al igual que yo, pudo llegar perfecto y sin ningún problema al mundo de mi cabeza.
Luego todo empeoro, no recordaba donde había sido plantada aquella semilla.
Anduve rondando un buen tiempo por una vasta zona, marcando cruces en la tierra ,pero nada.
Cuando ya me daba por vencido y estaba por arrojarme agua encima para despertar, sentí una sensación de felicidad plena, entonces di por sentado que era allí, levante la baldosa que me había dicho ese alguien, guiándome por sus consejos, rellene el agujero y empecé a investigar mi mundo, el mundo que yo estaba imaginando, pero del que yo, no era dueño.
Camine unas cuantas leguas hacia el oeste, pero llego un momento en que la inspección tuvo que acabar, había una especie de gelatina verde que obstruía todo camino posible hacia el oeste, no se podía avistar nada hacia el otro lado.
Nacía en el cielo y acababa en el suelo donde me encontraba de pie.
Era lo único que destacaba de todo este lugar.
Todo estaba idéntico.
Mire al “cielo”, se encontraba obscuro como en el principio, pero tenia un gran signo de interrogación, seguramente se debía a mi intriga por saber que se hallaba  del otro lado de esa pared inmensa.
Di la vuelta y camine por el este, pero nada.
Como era de esperar, norte: nada, sur: nada.
Me senté lejos de aquel mural verde, como si fuera un soldado en vigilia.
No pasaba nada, solo llegaba a escuchar mis débiles respiros afectados por el cansancio, por raro que parezca estaba durmiendo pero tenia sueño.
De repente la masa uniforme desapareció y en su lugar, dejo ver un gran mural de troncos afilados que me hacían recordar a Vlad Tepes que no dejaba ver nada detrás.
Luego de eso ya no pude ver nada, apareció una niebla igual a la primera, cuando empecé a tener todo esto en mi cabeza.
Esta niebla logro asustarme, me abrazo y no pude ver nada a mi alrededor, sentí escalofríos de nuevo, de repente algo negro empezó a rondar por entre la niebla, paró, y en ese instante, otra forma obscura comenzó a rondar por el mismo camino que la otra, solo que esta era un poco más grande, al cabo de unos segundos 2 sombras mas se le unieron a las anteriores, repitiendo el patrón. Daban vueltas en derredor mío y esparcían por el aire y sobre mi, unos horribles ruidos que casi me ensordecen, tenia miedo y esta vez lo acepte, me sentía como un trozo de hielo que se colapsa de a poco, me sentía niño de nuevo, y como todo niño, recurrí a mi madre.
No se porque pero grite el nombre de mi madre con todas mis fuerzas una y otra vez hasta sentir que mi garganta sangraba.
Justo cuando las sombra tenebrosas se aproximaban hacia mi, desperté.
Pero, mi madre no estaba allí, nadie estaba allí, estaba solo en la obscuridad de mi habitación, en posición fetal, la ventana abierta de par en par dejaba entrar el viento frío y a la niebla espesa, llenando todo con miedo, con muerte, mientras afuera, las ramas de los árboles secos y desnudos susurraban en la noche.
No quería dormir, pero tampoco quería estar despierto

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Poltergeist-Capitulo 5-Amando en silencio.



Cuando salí, todo brillaba a mi alrededor, me alegro aun más el hecho de que no haya niebla.
Empecé a caminar, fui por el camino que daba a la plaza, era un largo recorrido pero valía la pena y mas en un día soleado como este.
Note algo curioso, mi sombra estaba frente a mi, (pegada al piso) de un tono grisáceo, como si desapareciera.
Me parecía extraño porque nunca mi sombra estaba delante mío, siempre me seguía como perro faldero al que se le regala una caricia, me daba la sensación de que esta vez, yo la seguía a ella.
No se porque, pero no podía aguantar ver mi sombra, me daba nauseas y una pizca de nerviosismo, de miedo, como si esa sombra no fuera de mi propiedad.
Solo la veía por mi forma de caminar, no se si era peculiar, pero no veía a nadie mas caminando como yo.
Caminaba con la cabeza gacha, como si algún remordimiento me triturara la cabeza, siempre que caminaba con algún conocido tenían la costumbre de preguntarme “Te pasa algo?”
Esa pregunta me hartaba, y para no parecer grosero contestaba con un firme NO, seguido de un “Gracias por preguntar” algo tímido.
Yo caminaba así para no ver a las personas que me rodeaban, no tenía el mínimo interés de ver sus rostros y estoy seguro de que ellos tampoco.
Tuve que subir la vista y la cabeza porque ya no aguantaba un segundo mas ver el contorno gris de mi cuerpo y no me arrepiento, si no lo hubiera hecho no habría visto a Lizbeth, mi amor de toda la vida, la razón por que mi corazón latía y dolía, ella era mi corazón, el todo reducido en una persona, una persona que lo es todo, un ángel, lamentablemente, un amor distante,  lejano, imposible, deseado pero inasequible.
Estaba sentada en una parada de autobús, tan pacifica que parecía muerta, que dormitaba como Blancanieves, poseía unos rasgos fisonómicos tan delicados que era imposible no detenerse a mirarla aunque sea por un segundo, pálida, ni en demasía ni en escasez, la medida justa.
En sus hombros reposaban sus rizos castaños como jirones de chocolate, pero a la vez dorados, como cabellos de ángel, si me dijeran que describiera a uno, seria igual a ella en todo, cada rincón, cada detalle, simplemente ella.
Éramos amigos, nos conocimos ya de jardín de infantes hasta secundaria, un lapso de tiempo en donde no hice nada para agradarle en otro sentido, igual, no hubiese podido ya que en ese momento éramos totalmente diferentes, ella era muy culta, discreta, seria…y yo, el bufón del curso, se podría decir incluso, de la escuela.
Pero ahora que había cambiado y era como ella, todo podría cambiar.
Tome aun más valor que el que necesite para salir de mi hogar y fui hacia donde ella se encontraba:
-Hola, te acuerdas de mi?-
-Oh, pero si eres  Sebástian! Como no recordarte, en muchas ocasiones me has hecho llorar de risa.-
 Respondió mostrándome sus  perfectos y brillantes dientes formando con ellos una dulce sonrisa.
-Pero ya he cambiado, lo juro!- La interrumpí precipitadamente, si pudiera haberme golpeado en ese momento sin parecer loco, lo habría hecho con gusto.
Rió de nuevo y comento:
-Me alegro que te hayas dado cuenta de tu comportamiento, ahora si me disculpas, ahí viene mi autobús, hablaremos en otra ocasión, adiós.- Beso mi mejilla y partió hacia quien sabe donde.
Seguí observándola hasta que el autobús se perdió en el horizonte de la ciudad, me enoje conmigo mismo al dejarla ir hasta que vi que había olvidado un libro, me alegre al ver que era “Demian”, de Hermane Hesse, eso era un punto a mi favor, me encantaba aquel libro, como tantos otros de el.
Abrí el libro por la contratapa (tenia la costumbre de hacerlo de ese modo) y para mi asombro y felicidad, dentro de el estaban los datos de Lizbeth, su nombre y apellido, teléfono y dirección, supongo que era por si una cosa como esta sucedía, veo que realmente tenia un apego con sus libros.
Con sus datos bajo mi posesión y una excusa para verla, solo tenia que tomar el valor y llamarla, o quizá  ir a su casa, aunque dudo tener lo que se necesita  para hacer lo ultimo.
Con toda la felicidad ganada hasta entonces, volví a mi hogar.

domingo, 23 de septiembre de 2012

X.

Frio,
hazte uno conmigo.
entumeceme la piel,
entumeceme el corazón,
así no siento...

Viento,
hazte uno conmigo,
susurrame con tu briza,
las palabras dulces
que mi vida a corrompido,
lejanas,
que en alguna parte,
serán verdad...

Lluvia,
hazte una conmigo.
Mojame la cara,
comparte conmigo las lágrimas
que ya no puedo derramar,
se me han agotado,
mas no las penas...

Noche,
hazte una conmigo,
se profunda,
como mi alma,
trasmiteme lo que yo no puedo transmitir,
guiame con tu camino de estrellas,
envíame a un final donde exista la paz,
donde exista la utopía que mi mente a creado,
es inexistente.

Quiero sentirlo,
sentir que en realidad existo,
dame una razón...
soplando,
gritando,
en el viento,
gritando sin ser escuchado...
gritando sin razón,
pero a la vez con todas y cada una.

Por querer el Sol
ahora lo quema,
ya no lo desea.

Por desear la noche
tiene miedo,
nadie lo escucha.

Por desear la muerte
es señalado,
es muerto
ahora ya no la desea.

Por anhelar la paz,
ahora la tiene,
cien metros bajo tierra le hacen bien a cualquiera.
que ironía
la de querer mas de lo que puedes manejar,
que ironía....

Este balbuceo sin motivo
no es nada mas que un balbuceo
nada mas que una sombra
arrojada a la superficie inocua de tu pupila,
brillando en la nada,
donde nadie ya te escucha,
donde nada ya te siente.

El diablo escupió tus cenizas
¿Pensaste qué eras el fénix?
Te mezclas con el viento,
pero...
solo contaminas,
tus cenizas son blasfemia!
escoria que el mundo no puede sanar.

Señor,
creo que usted tiene algo mal...
Señor,
creo que yo tengo algo mal...
Señor,
¿Qué tiene esto de mal?
Señor,
la muerte toca su puerta,
¿Quiére te y galletas?

jueves, 20 de septiembre de 2012

Poltergeist-Capitulo 4-Nuevo mundo II.



Cuando el cansancio se apoderó de mi por completo, ocurrió lo mismo que ayer, inclusive el mismo sueño.
Que había sucedido? Era como si mi mente fuera una obra en construcción. Donde antes existía negrura, había cielo, había noche, había estrellas, había césped, aunque no de color verde, era una especie de tono amarronado, igual que el pasto seco y a punto de recibir su ultima dosis de clorofila. Ese extraño césped estaba ubicado en el lugar de aquel vacío, al lado de cada cuadro blanco, seria obra de alguien que quería cazarme? Que ocurriría si yo pisaba aquella hierba? Acaso era una trampa?
Toque levemente con la planta de mi pie izquierdo un cuadrado de aquel césped para ver si era tierra firme y estable.
Mi pie quedo perfectamente apoyado allí, si que camine libremente por la zona.
De repente, como por arte de magia y en un abrir y cerrar de ojos apareció una niebla, ya no me agradaba para nada pero esta no despertaba el mas mínimo sentimiento en mi así que no le di importancia, igualmente estaba alerta por cualquier cosa que pudiera pasar.
A lo lejos divise algo en el suelo, me acerque y lo escrute un buen rato.
Era una suerte de mascara de madera, repleta de lo que parecían ser arrugas, si esto era algún tipo de planta, diría que estaba desnutrida.
Era del tamaño de mi mano (mi mano era bastante grande, así que imagínense). Me asuste y me sentí un poco asqueado al ver que empezó a hablar:
-Hola!- Dijo sonriendo.
-Tu debes ser aquel- Se rió y dejo de hablar unos minutos en los cuales yo lo miraba, miraba cada detalle, cada pliegue en su rostro, cada gesto, a la vez que en mi mente, analizaba lo que me había dicho.
Luego irrumpió el silencio:
-Si, estoy seguro que eres tu, apenas te vi me he dado cuenta, déjame echarte un ultimo vistazo.-
Estaba muy asombrado, no podía hablar, quería pero no lo lograba, solo miraba “eso” con desconsertación.
-Eres un curioso por lo que noto.- De repente me grito con una voz tan fuerte que casi me dejo sordo:
-Deja de mirarme, no me gusta para nada!! No te comportes como todos los demás!!! Dale importancia a lo verdadero y presta atención a lo que digo y no a mi apariencia.-
Cuando pude hablar, salieron una torpes palabras, no se porque las dije, quería hacer una pregunta más profunda y seria pero, sentí que no tuve control de mi cuerpo:
-Qué eres o quién eres tu?- Volvió el silencio unos segundos y luego:
-Yo, ahora no soy nada ni nadie…Pero si me plantas en algún cuadrado verde de tu mente podré ser alguien…-
-Pero espera.- Dijo, interrumpiéndose a si mismo.
-Solo tú debes saber donde me encuentro, entiendes? Ve allí.- Apuntando un cuadro con su boca de anciano. –Entiérrame pero con mi rostro hacia abajo, así creceré en sentido opuesto a los árboles normales.-
Afirme con mi cabeza y me dirigí a aquel lugar.
-Espera, antes de que me entierres tengo que decirte lo que harás mañana.-
-Mañana? Osea que soñare con este lugar mañana también?-
-Oh si, mañana, pasado y puede que por el resto de tu vida si no haces lo que debes, ahora deja de interrumpirme y escucha!! Mañana traerás unos cinco litros de agua, levantaras el cuadro de la izquierda de donde me plantaste, guíate por el norte y por el sentido de las agujas del reloj, cavaras un pozo y tiraras el agua. Que no se hable más!! Entiérrame.-
-Ah, me olvidaba de decirte que luego de que introduzcas el agua no vengas conmigo por dos días, luego ven cuando quieras, solo tienes que levantar la baldosa donde colocaste el agua…Adiós.-
Empecé a cavar.
Cada vez que clavaba mis uñas en aquella ennegrecida tierra y  sacaba un puñado, sentía terribles dolores en la cabeza, si en donde estaba era mi mente, la tierra seguramente era mi cerebro, en ese momento me asuste, pero luego seguí sin preocupación alguna, aunque doliera, no se si me hacia daño, no me importo. Cuantas neuronas habría matado ya con todo el alcohol y las drogas que había consumido en algunas fiestas que incluso hay algunas de las que no recuerdo nada.
Por suerte eso ya no me importaba. Que razón tenía  hacer eso para luego no recordar?
Cuando termine, ya no había niebla.
Me vino a la mente aquel espejo que había en el “cielo” ayer, cuando mire, vi que todo lo que era el espejo estaba ocupado por lava.
Recién en ese momento me di cuenta de que estaba sudando como si estuviera dentro de un sauna, pensé que me evaporaría.
Me desmaye.
Cuando abrí los ojos me di cuenta de que en realidad había despertado y mi madre, al igual que ayer, a mi lado, estaba preparando un paño helado con unos hielos.
Al verme despierto se le formo en su rostro una cara de alivio acompañada de una sonrisa. Me puso el paño en la frente y sus manos en mi nuca, sonrío de nuevo y partió.
Después de aquel sueño, ver sonreír a mi madre me hizo volver a la realidad (si es que mi mundo es la “realidad” verdadera).
Tome el valor suficiente y salí al exterior para respirar un poco de aire fresco.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Poltergeist-Capitulo 3-Ahuyentando el sueño.



Empecé a pensar que hacer para no dormir. Lo primero que se me cruzo por la cabeza fue leer, me encantan los libros. Tenia cientos de frases y fragmentos de diversos libros anotadas en hojas desparramadas por todo mi cuarto Borges, Herman Hesse, Alan Poe, Lovecraft, Bioy Casares, Cortazar, Bradbury, Stephen King, etc , etc, etc, la lista es extensa y secundaria en este relato. El echo de leer no me hacia una persona intelectual, ni tampoco mas inteligente que cualquier persona que cruza la calle, pero me gustaba creer que si.
La lectura era una gran e indispensable herramienta en mi vida, amaba los libros, pero no se si ellos a mi.
Enseguida descarte esa tonta idea, seria un gran enemigo un libro en un momento así, me quedaría dormido casi automáticamente.
Después quise dibujar. Yo no dibujaba bien, mis trazos, temblorosos como el de alguien con miedo. No sabía pintar, ni sombrear, ni nada, solo me gustaba crear. Que bella palabra…
Cuando empecé, creo que me quede totalmente en blanco, solo trace una línea en el papel amarillento, debí estar mucho tiempo sin tocar aquellos papeles guardados en una especie de cómoda.
Quede contemplando aquella línea por un largo tiempo, me cautivaba. En un instante llegue a divisarme en aquel papel, como si fuera un espejo, quiero pensar que fue el agotamiento, la concentración y el silencio, era como si estuviera meditando, se respiraba paz, como si en cualquier momento saldría mi alma despedida de mi cuerpo limitado, para rondar por aquellas calles del entorno.
Tuve un escalofrío que me hizo volver en mí. Arrugue el papel, lo arrugue con ira y luego lo tire a la basura.
Fui hacia la ventana y eche un vistazo, la niebla estaba mas espesa que la de ayer, cuando la vi., sentí miedo y repulsión, cerré bruscamente las ventanas, fui a la cama y me senté en posición fetal, estaba asustado, no lograba entender mi miedo pero lentamente se iba apoderando de mi.
Seguía pensando, quería algo que me distraiga del exterior, algo que no me dejara pensar. Entonces recordé que tenía un viejo televisor de cuando era pequeño.
Yo no miro televisión, me parece un asesino de neuronas.
Era del tamaño de una caja de cereales, se encontraba llena de polvo y calcomanías, no tenia buen aspecto para nada, temía que no funcionara. Cuando lo encendí me sorprendí ya que funcionaba mejor que nunca.
Aquel aparato no poseía un control remoto, así que tenia que cambiar de canales con mi dedo índice, algo no muy complicado, pero muy estresante para muchos, incluyéndome.
No contaba de mucha variedad de canales. Me encontré con una gran cantidad de programas para un grupo determinado de gente, a lo que le llamaríamos mayoría, la masa, o como los llamo yo, “la gente”, un grupo muy extenso, que se alimentaba de TV chatarra, parejas mediáticas divorciadas, casamientos de “famosos”, realitys absurdos, chismes que da gente de lo mas extraña, que se podría decir que en sus vidas pasadas habían sido viejas chismosas de barrio. Cantidades de programas hablando una y otra vez de otro programa muy poco original, que repetía las mismas cosas una y otra vez hasta que perdía la gracia y se lanzaba con otra basura parecida, pero con un nombre diferente.
Toda “la gente” era dominada por 3 ó 4 personas que les decían que pensar, elegir, consumir, privándolos de su libertad de expresión.
“La gente” es muy…yo diría…totalmente influenciable.
A todo esto, decidí poner un noticiero, que era lo mas bueno entre toda esa sarta de programas.
No fue nada bueno lo que vi.  No podría haber esperado nada diferente de esto ya que todo con el tiempo empeora y se deteriora, salvo algunas excepciones.
Me entere del calentamiento global (no me sorprendió para nada), también de que la pobreza se incrementaba cada vez más y los ricos cada vez eran más y más ricos.
Robos, muertes, inundaciones, erupciones, atentados, guerras, temblores, descubrimientos, música y mucho más.
Todo esto me dejo algo shockeado y atontado a la vez.
Me ayudo a actualizarme y me desanimo, decepciono y deprimió un poco.
Creo que estoy listo para seguir durmiendo…

viernes, 7 de septiembre de 2012

Liber mille uultu

Mi nombre es Ámbar, tengo 12 años, soy huérfana y no tengo más remedio que robar para sustentar mi vida. Desde chica siempre estuve sola y no necesite a nadie para cuidarme, he pasado por muchos sitios hasta llegar a donde estoy ahora, alejada de todo, encerrada...Todo me pasa por ser una niña curiosa.

Una tarde calurosa, donde era imposible observar el sol porque seguramente te quedarías ciego, iba caminando por el viejo pueblo, tenía mucha hambre y calor así que me decidí por robar una jugosa y refrescante sandía. Divise a mi víctima, un viejo y despistado verdulero, sus años no le permitían observar y correr con la misma facilidad que en su juventud, así que seguro saldría victoriosa. Me acerque lentamente por la espalda, tome el botín y huí pavorosamente, nadie me vio (o eso pensé). Cuando ya estaba muy tranquila y dispuesta a devorar dicha fruta, se cruzo en mi camino una anciana muy misteriosa, tenía muchos adornos colgándole por doquier, objetos que nadie en sus cabales se atrevería a colocar en su cuerpo,  cuernos, patas de conejo, varias perforaciones y toda clase de diseños tribales tatuados en su cara y en lo que se podía ver de su arrugada y seca piel, de su cuello y sus muñecas colgaban cientos de pulseras y collares extraños, casi todos de plata y oro con incrustaciones de piedras que brillaban tanto como el mismo sol. Sus ropas, túnicas que mezclaban tonos de azul y violeta eran harapientas, le llegaban hasta el suelo al igual que su cabello, enmarañado, gris casi blancuzco. Me miro con sus ojos bizcos, pude notar que la anciana era ciega por sus pupilas, pero aun así, sentía que podía ver mi alma con solo con posar sus globos oculares, me daba escalofríos.
Cuando al fin abrió su boca carente de diente alguno, soltó una voz quejosa, parecía que en su garganta alojaba arena,  hablaba muy bajo, su vos era igual a su apariencia.
- A que sabe el hurto? - Me dijo, seguido de una risa macabra.
-A que se refiere?- Le pregunte algo nerviosa, había revisado el área completa y no la había visto, además es ciega, como sabe que robe la sandía?
- No te hagas la tonta niña, se que esa sandía que llevas ahí la has robado, veo que te gusta lo ajeno.-
-No es lo que parece, se equivoca- Le dije tartamudeando.
- Por lo que observo, eres pobre, te interesaría hacer algo por mi?-
-Usted está loca anciana, no confió en usted!! No haría nada por usted!!-
-Que lastima, pensaba pagarte una módica suma por ello.-
-Ummm, si lo pones de ese modo anciana, creo que me interesa, además, me da cierta curiosidad-
-Oh, qué fácil de convencer eres,  ja ja…. Veras, en las  montañas del norte se encuentra una especie de refugio abandonado donde se halla un libro misterioso, lo reconocerás cuando lo veas porque es muy llamativo, quiero que me lo traigas, si lo haces, serás bien recompensada, pero por por ningún motivo leas lo que hay en él, te lo advierto, a menos de que quieras que algo terrible te ocurra,  ja ja ja ja ja!!- Rió frenéticamente y de un segundo a otro  me observo fijamente sin decir una palabra.
-Emmm… está bien, acepto, vaya preparando el dinero, ya mismo iré a las montañas-
Vi como la anciana se iba alejando lentamente y a lo lejos grito mientras desaparecía entre las sombras:
-Ten mucho cuidado, porque a todos los que les he pedido que lo busquen, nunca han regresado . JAJAJAJA!!!-
Un escalofrío recorrió mi cuerpo, definitivamente era la risa mas terrorífica que había escuchado nunca, pero aun así no escaparía, no tenía miedo y ansiaba esa recompensa.
Partí hacia las montañas, no lleve nada conmigo, solo abrigo y una linterna por si habían lugares obscuros. Planeaba tomar el libro y volver enseguida hacia el hogar de la loca anciana.
Busque por horas el refugio hasta que el sol cayó detrás de las montañas, las nubes danzaban en derredor de la luna dibujando muescas chinescas en ella, era como si quisiera decirme algo.
Ya comenzaba a desesperarme cuando para colmo un trueno rompió en mil pedazos el silencio que se percibía en el aire y el cielo se torno intensamente negro, las nubes se agrupaban en una sola, formando círculos en torno a la Luna, como si fuera el centro del universo. Luego todo se hizo uno bajo la lluvia que arremetía contra las rocas de la montaña, por suerte halle el refugio.
Era tenebrosa, al verla mi cuerpo se retorció, se podían apreciar sus detalles barrocos, echa solo de madera y piedra, los pilares en la cima refugiaban esculturas endemoniadas de lo que no se podía definir que eran, sentía sus ojos observándome. Las paredes de madera habían adquirido una capa de moho y unas refinadas enredaderas que subían danzando por entre las columnas,  llegaban al techo negro que terminaba en punta, estaba en un estado deplorable. Me acerque, dubitativa, no deseaba entrar en ella, me aterraba el solo hecho de imaginar que habría del otro lado de la puerta. Estaba a punto de irme cuando otro rayo surco el cielo, erizándome cada pelo de mi ser. Entre sin dudarlo y caí al suelo que crujió echando polvo por todo el sitio, como una reacción en cadena. La puerta quedo abierta pero no tardo en volver a cerrarse de prepo, el miedo en mi creció, la puerta se había cerrado sola, me incorpore y corrí hacia la puerta, pero esta era imposible de abrir, ya no podría salir.
Comencé a buscar por todos lados, una llave, algún objeto con filo u otra puerta para salir, por la ventana me era imposible ya que todas y cada una de ellas tenían rejas.
Floreros, estantes, sillas, cubiertos volaban a mi paso, estaba desesperada, en el primer piso no había absolutamente nada, me dispuse a subir al segundo, tuve que usar mi linterna ya que no se podía divisar nada, allí arriba era pura obscuridad. Cada uno de los escalones que crujía sonaba diferente al anterior, creando así, una melodía desesperante. Lo revise y nada, ni debajo de la cama, ni en los cajones, armarios o repisas, no había nada útil.
Cuando estaba a punto de darme por vencida y recorriendo el final del pasillo, revise la última puerta, estaba con llave. Le di unos empujones y la puerta se partió, estaba putrefacta, muy humedecida. Me sorprendí, era una biblioteca llena de estantes con libros arruinados por el mal clima, en este lugar el techo estaba lleno de goteras que caían de lleno en ellos, comencé a revisar libro por libro, pero todos y cada uno de los tomos estaban arruinados, arrugados, con paginas pegadas a otras y con la tinta casi ilegible, además de que todos tenían aspecto ordinario. De repente pude observar un libro que estaba intacto, brillaba aun cuando la luz no se volcaba en el, poseía puntas metálicas que parecían oro, tapa de cuero roja como la sangre y letras doradas en un idioma que no pude entender. Definitivamente este era el dichoso libro.
Lo saque de la estantería y cuando lo tuve en mis mojadas manos mis ojos brillaron por la satisfacción, me posesiono el deseo de conocer que estaba impreso en el, leer cada párrafo, detenerme en cada palabra, observar cada letra y apreciar cada punto, cada coma. Pero cuando estaba a punto de abrirlo recordé la asquerosa cara de esa anciana diciéndome que no espíe o me ocurriría algo horrible. Me contuve.
Ahora que ya había encontrado el libro tenía que encontrar la forma de salir.
Volví a recorrer la casa por horas pero no encontré nada, mis parpados pesaban y mis pies ya no podían levantarse del suelo, odiaba tener que dormir en esta casa pero si no dormía enloquecería. Me tumbe ahí mismo y dormí profundamente.
No sé si dormí un día completo o solo unos minutos, porque cuando abrí los ojos seguía de noche y aun llovía.
Seguí buscando. Comencé a llorar porque sentía que las paredes cada vez se iban acercando mas y mas a mí, asfixiándome. Sentía que del piso salían enredaderas y me retenían como grilletes. El corazón me latía cada vez más lento.
Observe el libro con deseo, todo estaba saliendo mal, dudaba que podría escapar de aquí, nada podía empeorar. Abrí el libro.
El libro contaba la historia de un joven llamado Victorius. Me sorprendí y me aterre al mismo tiempo, narraba en el su búsqueda por el mismo libro que sostenía entre mis ya débiles manos. Cada detalle, cada sentimiento y acción eran sumamente parecidas a las mías, era como leer mi propio cuento.
Al fin pude escapar de aquí, halle una ruta de escape en el libro, primero dude de su veracidad, pero al fin y al cabo no perdía nada en probar y lo intente. Decía lo siguiente:
“Tome una silla de la sala de estar y comencé a romper espejo por espejo, el solo ver mi imagen desgastada en el me provocaba rabia”
“No lo puedo creer, en el segundo piso, al final del pasillo, destruyendo el espejo hay un pasadizo secreto aunque muy angosto es una salida, no estoy seguro si me conduzca afuera, pero es una salida de esta casa endemoniada…“
                                                
Corrí desesperada hacia aquel condenado espejo, con los bordes de los libros comencé a dar fuertes golpes en el hasta volarlo en cientos de pedazos. Todo era cierto, me aterro, todo sucedía exactamente como lo decía el libro. Me arrepiento de haber venido…
Esto es peor que la casa, apenas puedo moverme, es un laberinto, hay secciones en donde es un poco más grande y otras donde es imposible caber hasta para mí.
Si no fuera por el libro nunca abría salido de ese pasadizo, decía exactamente por donde salir. Habían un pozo enorme con escaleras metálicas extremadamente oxidadas, mire hacia abajo y no podía ver el final de ellas. Tome el libro con mi boca y baje. Se escuchaban ruidos, como susurros, cuando uno terminaba, automáticamente comenzaba un nuevo sonido, no le daban tregua a mi cordura.
No puedo caminar bien, cuando iba bajando sin querer resbale y caí, no sé de cuanta altura pero me desmaye, me golpee muy fuerte la pierna derecha, es un milagro que no me haya quebrado nada, aun mas, es un milagro que siga viva.
En el nuevo lugar hay 4 entradas y una antorcha a cada lado, decidí a entrar por la tercera, di muchas vueltas, pude ver en las paredes marcas y manos de color bordo que me hacían acordar a pinturas rupestres y cuando por fin vi luz me di cuenta que había estado dando vueltas en círculos    . Volví al mismo lugar.
“Este lugar pareciera que no tiene salida, no sé cuantas horas o días he estado buscándola y no puedo”
Al fin pude salir de ese horrible lugar, quede espantada ya que las manchas y marcas que vi por las paredes era nada más ni nada menos que sangre… El libro decía esto:
“No tuve más remedio que recurrir a cortar mi propio cuerpo y abandonar parte de mi ser en este lugar, es solo un pequeño sacrificio a comparación de el precio de la libertad, si alguien alguna vez lee esto, solo sigue el rastro de sangre y saldrás de aquí”
Recorrí un pasillo que parecía eterno, nunca terminaba, habían luces flotando por doquier, no sé que eran pero hacían que todo se torne azul. Las telarañas rozaban mi cabeza, el silencio era absoluto.
Llegue al final del pasillo y había una escalera. Temía subirla, el libro estaba a punto de terminar, sentía que podía tocar con la yema de mis dedos la libertad.
Subí la escalera.
Cada paso esparcía un eco por todo el lugar, estrepitosamente sentí un ruido detrás de mí,
Baje las escaleras corriendo lo más rápido que mis piernas me lo permitieron, ya no había vuelta atrás, donde comenzaban las escaleras ahora había una pared que antes era inexistente.
Volví a subir y entré en lo que parecía un templo lleno de vitrales de muchos colores y formas que hacían que el lugar pareciera un caleidoscopio. Del  techo caían banderas rojas de seda de lado a lado resaltando el mármol que constituía las paredes y al fondo de todo, un altar donde encajaba perfectamente el libro abierto.
Lo coloque y me dispuse a leer las últimas páginas:
“Este lugar, aunque es hermoso, no me trae tranquilidad consigo, me he sentido perseguido todo el camino hasta aquí, temo a darme vuelta por el miedo de encontrar algo que no quiero encontrar.
Sé que no tendría que haber aceptado el trato. Sé que no tendría que haber venido y menos entrado en la casa, pero por sobre todas las cosas, sé que no tendría que haber leído este libro…”
“Introduje el libro en el altar, nada paso, sentí como un escalofrío recorría mi espalda, como si detrás mío un demonio se saboreara y oliera mi alma temerosa…tome valor de hasta donde no tenia y me di vuelta...Escuche su risa…Allí estaba, era esa maldita anciana, se reía de mí, me apuntaba con su retorcido dedo y se burlaba. Me miraba con sus ojos ciegos y sacudía sus miles de horribles adornos con cada carcajada que escupía de su boca…estaba perdido.”
“Solo espero, que alguien venga y de vuelta la ultima hoja del libro, por favor, da vuelta la ultima hoja…”
No había nada más escrito en aquella hoja, estaba totalmente en blanco, no quise, pero mi curiosidad se apodero totalmente de mí y sucumbí ante tal tentación.
Por mi tonta curiosidad me toca a mí estar encerrada en aquel libro, algún día, espero, que alguien lea esto, así no me sentiré tan sola.
Ahora, dime tu, el que lee esto…Serias tan amable de dar vuelta la ultima hoja?

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Poltergeist-Capitulo 2-Nuevo mundo.



No se cuantas horas estuve desmayado, no recuerdo nada de lo ocurrido después del desmayo. No se como logre escapar de las garras del bosque, ni como logre llegar a la carretera, que se encontraba adyacente al bosque.
Me desperté solo porque unos camioneros tan grandes como gorilas  me sacudieron con fuerza, tanta fue, que me quedaron doliendo los hombros por el resto del día.
Me toque donde se encontraba la herida y no habían rastros de sangre, eso me cautivo.
Una gran cantidad de gente se encontraba  alrededor mío, todos murmuraban cosas entre si, hasta que una viejecita reunió fuerzas  y me pregunto si estaba bien y que me había ocurrido. No conteste aquella pregunta, solo porque ni yo podía descubrirlo, tampoco lo sabía.
Partí hacia mi casa con los ojos y la mente en blanco
Luego de lo que creo que fue un cuarto de hora, me empecé a sentir mal, cada vez peor. Me sentía pesado, tenia nauseas, sentía que algo estaba por salir del interior de mi cuerpo por mi tronco, sentía que tenía un animal en mi interior que se esforzaba en destruirme por dentro. Casi me desmayo una vez más.
Cuando llegue a mi casa era de noche, llegue y mis padres estaban sentados en los sillones del living. Se veían pálidos y sin vestigios de felicidad en sus rostros.
Esas horas habían sido toda una confusión, no sabia que pasaba ni que me sucedía.
Creo que mis padres se encontraban así por mi desaparición , no me importo lo que estaban diciéndome, tampoco podía oírlo, creo que estaba sordo.
Sentí que algo se deslizaba por el lado izquierdo de mi cara. Primero pensé que era sangre, si la herida había sangrado 1 vez, porque no habría de hacerlo de nuevo?
Pero al roce del líquido con mis labios y al notar el toque salado supe que eran lágrimas.
Que me impulsaba a llorar? No me sentía mal, sabía que no lloraba de alegría, estaba feliz por llegar a casa y por el reencuentro con mis padres pero no tanto como para actuar así. Me pareció que podía haber sido alguna basura en mi ojo, pero no sentía nada.
En ese momento, llegó el dolor en mi interior y subí a mi cuarto.
No había comido nada en todo el día , no tenía hambre, tampoco podía comer en un momento como este.
Me derrumbe en mi cama como si fuera un árbol talado por un torpe leñador, y a continuación, dormí…
Mis párpados cayeron pesadamente. Al mismo momento que se cerraron, se abrieron en mis sueños. En aquel instante pensé que no podría dormir, pero me tranquilice porque estaba totalmente dormido.
 Me asombre al ver que todo estaba rodeado de una profunda obscuridad.
Me pare y mire el piso donde me hallaba parado, se asimilaba a un tablero de ajedrez.
No tenía principio ni fin, por lo menos hasta donde mis ojos podían ver, pero me di cuenta que solo habían cuadrados blancos, ya que casi caigo a un posible abismo sin fondo al querer pisar las partes negras del piso. De solo pensarlo se me ponen los pelos de punta.
El sueño me parecía muy real, como si yo me hubiera introducido en el, podía hacer lo que me plazca, pensar, hablar y moverme con total libertad, era muy extraño.
De repente sentí un ardor en la mejilla del corte, al instante empezó a salir una especie de nube, pero en este caso negra, que brillaba como si en su interior se encontrara una lámpara.
Cuando acabo de salir se poso en frente mío, sentí un escalofrío que me recorría el cuerpo de los pies a la cabeza. Soltó un quejido simulando una risa, una risa grave, parecía de robot (si ellos pudieran reírse) y a la vez, de algún ser endemoniado.
Después de ese momento partió a toda velocidad hacia el norte (desde mi punto de vista) para perderse en la tenebrosa obscuridad.
Todo quedo en silencio, tenia miedo, se que si estoy dormido, esto es una pesadilla, y si no… y si no?
Pase horas en ese lugar (si es que en ese lugar, las horas lo son realmente) esperando despertar, temí no hacerlo nunca. Cuando me quedaba en un cuadrado empezaba a temblar y es no me agradaba para nada (no quería aceptarlo) así que seguí saltando de cuadro en cuadro.
No volví a ver aquella nube por lo menos, eso era lo único bueno.
Empecé a notar que había agua (creo que lo era) pero no era transparente, creo que era de un tono blanquecino, enseguida supuse que sería el rastro de aquella cosa, así que me dispuse a seguirlo.
El rastro se hizo más y más abundante, había empezado con unas gotas, para después terminar en charcos. Empecé a pensar que era sangre, sangre muy extraña por cierto.
Luego empezó a llover, no se como, tampoco quería saberlo. Enseguida  hice algo que no se me había ocurrido, mire hacia arriba. Vi lo mismo que abajo solo porque se reflejaba en el espejo que formaba el “cielo” de este lugar. Era infinito, igual que la obscuridad.
Me asombre y a la vez me emocione, ya que lo que presenciaba era algo hermoso, digno de haber sido creado por los dioses.
Aquel espejo lo era y no lo era a la vez, firme, macizo, también líquido, tembloroso, como agua. Cambiaba a esos 2 estados muy velozmente. Cuando se encontraba acuoso se desprendían porciones de el.
Todo este lugar me asombraba terriblemente. Si este era un sueño mío, tenia mucha imaginación.
El rastro de sangre al que seguía se diferenciaba, así que no era lluvia.
Mientras iba saltando, creí sentir la presencia de algo o alguien y me sobresalte, resbale y caí.
Me asuste tanto, que grite como nunca antes.
El grito dio un gran resultado ya que desperté.
traquilice me dijo:
-Tienes fiebre, tuviste una pesadilla terrible al parecer. Debe ser por la ventana de tu habitación que me olvide de cerrar, que despistada, lo siento.-
Tuvimos una charla donde trataba de cambiar el tema sobre que me ocurrió. No sabía que decir, estaba tan desconcertado como ella.
Se paro y me dijo:
-Espero que mejores para cuando venga tu hermana.-
Mi rostro cambio por completo, quedo neutro, sin expresión alguna. Al principio pensé que me seria una carga, pero luego me alegre, ya que estaba seguro de que ella sabría que me estaba pasando.
-Cuando llega?- Le pregunte.
-El domingo al anochecer- Respondió.
Cuando estaba por irse y cerrar la puerta le pregunte ansioso:
-Que hora es?-
-Son las 5 de la mañana, vuelve a dormir y procura no tener más pesadillas, que descanses.-
Me di cuenta de que había estado mucho tiempo durmiendo, y que de ninguna manera quería seguir durmiendo.
Mi cabeza ya no me resultaba un buen lugar para pasar el rato.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Poltergeist-Capitulo 1-Iniciación.


Miércoles 27 de junio. 07:30 am:

Me levante de un sueño muy pesado, si es que puedo llamarlo sueño. Toda la noche me estremecieron pesadillas que no podría volver a recitar, simplemente no se puede, es muy complicado, creo que hoy no será un gran día, me lo anticipan estos sueños.
Me quede unos instantes tirado en mi cama, pensando, hasta que ya no pude mas , me incomodo el solo echo de quedarme un solo instante mas en esa fabrica de pesadillas, así que me vestí y me dirigí al baño.
Mi día empeoro con solo ver mi demacrada imagen, estaba muy enmarañado mi castaño pelo, cual melena de león. Bajando un poco se encontraban mis ojos, en ellos se hospedaban unas venas tan rojas como el mismo demonio, destacaban con el fondo blanco que les daba hogar, ni siquiera se notaba el tono verde esmeralda de mi iris, aun mas opacadas por mis ojeras, parecían dos bolsas llenas de patatas. Mas abajo aun se posaba totalmente sobre la parte inferior de mi rostro, una barba que parecía de siglos de antigüedad, aunque solo eran unas semanas.
Mi rostro, para quien fuese que lo mirase, parecía el de un bebedor impertinente que había estado bebiendo toda la noche y seguido en la madrugada, en un momento llegue a asustarme, pensé que  no era yo el que se encontraba reflejado en aquel espejo, pensé que estaba en el cuerpo de otra persona, me tuve lastima en ese momento. Esas malditas pesadillas me estaban derrumbando.
Me lave la cara y me afeite. Mi mala suerte se incrementaba, me había cortado la cara!! Hacia ya 6 años que venia afeitándome  sin un solo corte , que me ocurría? Seria esto obra de alguna estúpida superstición que irrumpí? No!! Jajaja. Yo no creo en esas cosas, debía ser mi cansancio, una mera coincidencia. El corte era minúsculo, pero sangraba, y mucho, se encontraba debajo de mi mejilla izquierda, decidí ponerme un apócito, aunque odiaba esas cosas desde pequeño, te dejan la piel sucia y pegajosa, asqueroso.
Cuando termine, mi cara había mejorado, pero no del todo, el cansancio seguía vigente.
Baje la escalera y salude a mis padres que estaban desayunando. Todavía vivía con mis padres, todavía!! Tenia 20 años y todavía me mantenían. No se porque, pero la mala suerte se empeñaba en alejarme del trabajo.
Mi familia era pequeña, constaba de mi madre: Betty, una madre magnifica, todo lo que hace una madre, ella lo hacia, cocinaba, tejía, todo, aunque era un poco “molesta”, como lo son todas las madres no? Que seria una madre sin su cuota de cariño y preocupación?
Mi padre: Arthur, como la mayoría de los padres, no se interesaba mucho en mi o en mi vida, se dedicaba a su trabajo y a su TV, su sillón, su cerveza y botanas, esto era lo único para el, su vida. También tenia su cuota de “buena onda”, compañero y confidente, siempre que tenia algún problema concurría a el, no se el porque, capas por la confianza mutua.
Finalmente pero no menos importante, mi hermana Sara.
Mas que hermana, era una amiga para mi. Solíamos pasar horas hablando de tonterías, el futuro, de amor y otras cosas que ya no recuerdo. Es mayor  que yo por 10 años, si, tiene 30, toda una adulta, aunque el tiempo aun no la conoce, pues aun no envejece.
Ya casi no nos vemos, se dedica a fondo en su carrera, antropología. No se que puede de haber de interesante en encontrar jarros, platos y huesos, no entiendo porque mis padres hacen tanto alboroto por ella.
Luego de negar un exquisito café con tostadas y demases, me dirigí a la puerta y salí.
Todo afuera me pareció muy extraño.
La cuidad se encontraba sumida en una espesa niebla. Me encanta la niebla, casi nunca aparece, me propuse a disfrutarla ya que no se encuentra nadie en derredor, es toda para mi, Pienso que nadie sale con niebla por miedo, miedo a lo desconocido, a encontrarse con “algo”…o con alguien.
Todos están trabajando a esta hora y durmiendo. Quise saber la hora pero me fue imposible ya que no uso reloj, no me agrada estar aferrado a un horario ni tampoco saber cuantas horas de mi vida desperdicio, o solo por el hecho de que me da comezón, no lo se.
Seguí dando vueltas a la manzana unas cuantas horas, me parecían minutos, no lo se, a lo mejor lo fue.
Me canse de deambular por el mismo sitio ya conocido de memoria y me dirigí hacia el centro cuando me pareció ver a alguien, en realidad, me pareció ver una sombra que se dirigía velozmente hacia el bosque, y yo que soy curioso me decidí a seguirle, aunque no supe porque, algo me provoco y no pude oponerme.
Yo no conocía el bosque, pero no me importo en lo absoluto.
Me fui adentrando cada vez mas en el, se encontraba húmedo y frío, seguramente por la niebla. Si el bosque ya contenía temor y suspenso, imagínate con niebla, es mucho, pero mucho peor.
Cuando me di cuenta, ya me había perdido, pero no estaba asustado, creo que me encontraba un tanto excitado y asombrado, en un momento creí ver a aquella sombra flotando, ya que pude ver sus pies. Eran extraños y primitivos, con un tono verdoso, eso me confundió.
Sentí un escalofrío que recorría todo mi cuerpo. No tengo idea de lo que lo provoco, pero tuve una sensación que nunca había sentido antes, No podría calificarla entre buena o mala, solo se que la sentí.
Me asombre aun mas al ver que me volvió a sangrar mi herida a mismo tiempo que la curiosa sombra desapareció, Nunca me invadió el miedo.
Luego me desmaye, desplomándome en una hojarasca enorme.

El comienzo de todo. 29/08/12


Hoy, por medio de este blog, voy a comenzar a subir la novela que estoy escribiendo, por ahora su nombre será Poltergeist, pero no se si será el definitivo (ya que no describe perfectamente mi novela), lo puse improvisadamente xD
Además de la novela subiré otras cosas, como cuentos y poesías mías, ya veré con el tiempo. :3
Seguramente la suba semanalmente, aunque desde ya, les digo que soy bastante colgado, así que no prometo nada, ademas, la novela no esta terminada, voy 29 carillas de hoja Nº 3,la voy a ir escribiendo con el transcurso del tiempo xD
Espero les guste, no se cuantos leerán esto, pero estoy seguro que unos 2 ó 3 seguro xD
Bueno, desde ya, muchas gracias por su tiempo.
Atte. L